jueves, 11 de agosto de 2011

Fotografía

Cuando todo parecía estar bien y normal, entonces fue ahí, en ese momento en el que me dije: "Deja de andar pensando que las cosas van a cambiar, aquí todo va a seguir igual. Convéncete de que nadie vendrá. Que el cielo no tenga ni una sola nube esta mañana no es una señal de nada, mucho menos de cambio. ¡Quédate tranquila y como siempre, sigue al rebaño!”. En ese momento, llegó. Sin ni siquiera dar las buenas tardes, llegó. No dijo nada, sólo caminó lento y cauteloso, como para que no me diera cuenta de su presencia. Pensé en hacerle frente y darle las gracias por finalmente haber llegado a rescatarme, pero justo cuando saqué todo el valor que tenía, él sacó su aparato negro y apretó un botón... No sé qué fue lo que hizo, pero esa luz blanca me dejó ciega y no pude ni ver cuando se fue, no sé si escuchó que no tan lejos yo dije: "muuuuuuuuu", sólo sé que hoy el cielo está igual: sin nubes y me atrevo a decir que puede ser un buen presagio. Quizás él sí sabe que yo todavía sigo esperando que regrese, que esta vez no apriete el botón para que la luz blanca no me impida verle la cara y, aunque sea, poder tomar una fotografía en mi mente y quedarme con su retrato por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario