“Si me raspas, te raspo yo a ti”. Estas fueron las palabras que pronunció un joven de
secundaria en un liceo en Caracas, luego de que su profesora le indicara que
estaba aplazado en su cátedra.
Resulta curioso como ese verbo “raspar”, acuñado por la sociedad venezolana a través
del tiempo y utilizado para referirse al no aprobar una asignatura o una evaluación,
puede también ser aplicado a otros contextos para nada “académicos”, como lo es
el de la violencia. En este contexto el raspar tiene una connotación de muerte,
termina siendo un sinónimo de matar.
Esta situación puede parecer un poco inverosímil para quiénes en algún momento del
pasado ejercieron la docencia, o de alguna manera estuvieron ligados a un aula
de clases venezolana. Para ellos, inverosímil y hasta sacado de un cuento de
terror, pero para quienes se desenvuelven en este contexto en la actualidad, no
resulta ser más que la simple realidad, cruda, fuerte, triste… pero realidad al
fin.
Hace unos años, exactamente en los primeros de la década de los cincuenta, se comenzó a hablar en psicología del aprendizaje social. Esta teoría explicaba de acuerdo a qué
estaba ligado el comportamiento de los individuos en sociedad.
El reforzamiento positivo, negativo, el castigo y la extinción son los mecanismos
mediante los cuales se afianza o no un comportamiento en un individuo, según la
teoría antes mencionada. La aplicación de estos términos es bastante pertinente
si buscamos analizar el porqué de reacciones como la del alumno que amenaza a
su profesora con matarla si esta le “raspa” la materia.
El reforzamiento positivo consiste en brindar una consecuencia positiva luego de haberse presentado un comportamiento deseado. El castigo, por su parte,
se presenta cuando un hecho desagradable
sigue a un comportamiento y, al tener éste una consecuencia punitiva en el individuo que lo realiza, sedisminuye la frecuencia del comportamiento indeseable.
Subrayo términos como “consecuencia positiva”
porque ¿qué es lo positivo actualmente en la sociedad venezolana? ¿Será
positivo el aprobar una materia sin importar lo que cueste, incluso una vida?
¿El fin justifica los medios?
Aristóteles dijo que la excelencia moral es resultado del hábito. ¿Estamos habituados los
venezolanos a la excelencia moral? La teoría del aprendizaje social no sólo
sigue teniendo vigencia en la actualidad, sino que tiene cabida en la situación
del alumno con la profesora. Quizás para este individuo, resulta ser un
reforzamiento positivo el que la profesora, en efecto, le apruebe la materia
luego de recibir esta amenaza.
Se cumplió con el reforzamiento positivo, sólo que no se dio luego de un
comportamiento deseado. Es claro que hubo un hecho desagradable, sólo que no
tuvo una consecuencia punitiva; es decir, el elemento del castigo no estuvo
presente. Y ¿por qué no estuvo?
¿Tiene esto un poco que ver con aquellos dibujos que vemos pintados en las calles
caraqueñas que dicen cosas como “si la policía es quién nos protege, quién nos
protegerá de la policía”? Si la ley es justamente el elemento mediante el cual
se obtienen los delitos, ¿con qué instrumento contamos los venezolanos para velar
por el cumplimiento de nuestras normas sociales y el mantenimiento de nuestra
moral? ¿Se hace la ley con base en la moral o la moral se basa en la ley?
Quizás la sociedad venezolana se encuentra tan golpeada que ni siquiera su moral la
tiene clara y sus actos no son consecuentes con lo “esperado”. Podría pensarse
que es tanto lo que se ha perdido que no hay patrón legal ni moral de
comportamiento y, por tanto, no hay a
qué serle consecuente.
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